En una peregrinación dos monjes llegaron al vado de un río.
Allí, vestida con sus mejores galas, se encontraron con una muchacha que evidentemente no sabía qué hacer, porque el río estaba crecido y ella no quería mojarse la ropa....
Sin pensárselo dos veces, uno de los monjes se la cargó a la espalda, la llevó al otro lado del río y allí la dejó sobre terreno seco.
Luego, ambos monjes siguieron su camino, pero, pasada una hora, el otro monje empezó a quejarse:
- Indudablemente, no está bien tocar a una mujer; va contra las reglas tener contacto con mujeres. ¿Cómo has podido ir contra las reglas de la vida monástica?
El que había cargado con la muchacha siguió andando en silencio, hasta que finalmente dijo:
- Hace una hora que la dejé en la orilla del río; ¿por qué sigues todavía cargando con ella?
IRMGARD SCHLOEGL
The Wisdom of Zen Masters
MORALEJA: Dejemos atrás las cargas del pasado y centremos nuestra atención en el aquí y el ahora.